...Están vacías de cerebro, por ende, de raciocinio en su totalidad. Quiero argumentar con bases reales este tema porque es lo primero que le dicen a un vegetariano para que deje una vía por la que realmente lucha y que considera correcta.
Las personas que defienden el consumo de carne animal basándose en el falso argumento de que las plantas sienten carece de sentido. Una planta no llora, no agoniza, no patalea, no grita. Los humanos también somos animales, tenemos cerebro, ojos, lengua, extremidades, ¿hasta qué punto hemos llegado para considerarnos tan distintos? y en muchos otros casos, para considerarnos superiores. Aquí viene al pelo la frase: "dime de lo que presumes y te diré de qué careces".
Nacemos, crecemos, nos alimentamos y nos desenvolvemos igual. Hasta morimos igual, al contrario de lo que sucede con las plantas, las cuales dejan caer su fruto a disposición del animal.
Los primeros mataderos surgieron en vías subterráneas para que nadie pudiese sentir el dolor de los animales y a día de hoy, poseen muros demasiado altos, cámaras de seguridad como si se tratase de una cárcel, los accesos son muy complejos y suelen estar apartados cerca de ríos o valles.
El puesto de matarife es uno de los más accesibles para entrar, empleo que pocas personas desean, rechazando así acudir a este tipo de lugares. Se halla entre los trabajos más demandados, aunque este mundo pueda albergar una cantidad considerable de psicópatas.
Aquel que se basa en el argumento de las plantas, no nos está diciendo nada nuevo, ¿acaso está tratando de justificar el consumo de carne humana de igual modo por el simple hecho de que las plantas también sienten? ridículo e hipócrita.
Los imagino constantemente en frente caníbales de una selva tropical diciendo que los pueden comer porque las plantas también pueden sentir.
Para finalizar y no menos importante, ese tipo de personas busca una demostración científica en la televisión, radio o revistas famosas que les diga que las plantas no sienten, ¿acaso no hay cerebro más vacío que el que no piense por sí mismo y se base en experimentos científicos financiados por ya sabemos quiénes? pues eso.
Pablo Santomé.
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