Las operadoras y sus subcontratas recorren ciudades y pueblos pagando a propietarios para colocar antenas en sus tejados o espacios. Estamos acostumbrados a ver en azoteas de grandes ciudades antenas, carteles y estructuras que afean el cielo, hay un negocio detrás, como las antenas móviles de las operadoras. Compañías que pagan miles de euros al año a los propietarios de los inmuebles donde colocan sus dispositivos. Casi siempre lo hacen sin levantar mucho la voz.
Las operadoras se aprovechan del desconocimiento de la gente para conseguir mantener precios bajos en el alquiler y poder colar todo tipo de condiciones abusivas. En cuanto a los requisitos que tiene que tener un espacio para la colocación de una antena, se hallan que sea un lugar alto o alejado (normalmente no se cumple), que se necesite cobertura en esa zona (bajando la anterior) y que interese a una operadora. Según éstas, se van a necesitar muchas más antenas para bajar la latencia y transmitir los datos a mucha más velocidad, ergo, que enferme de gravedad toda la población o ciudadanía. Alegan coches autónomos o comodidades absurdas: "lo que conocemos como antenas dejará de transmitir las ondas como un paraguas para hacerlo de forma directa" concretan burlonamente. Un genocidio.
