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miércoles, 12 de octubre de 2016

Radares DGT.


Hoy en día resulta bastante fácil evitar ser multado por un radar de velocidad, existen múltiples aplicaciones y aparatos electrónicos que nos avisan de la proximidad de los radares, e incluso los radares fijos están actualmente señalizados con anticipación.

Aún así, mucha gente es cazada habitualmente por estos radares a causa de su exceso de velocidad, pero realmente ese número es bastante reducido para lo que debería ser.

Los radares de velocidad están en teoría para concienciar a la gente y hacer que respeten las normas de circulación, pero en un tramo de autopista donde te avisan con un cartel enorme a no menos de 500 metros de su existencia, resulta fácil circular a una elevada velocidad y reducir ésta con antelación para pasar por el radar a la velocidad establecida y posteriormente, volver a superarla con total inmunidad.

En ciudades y pueblos, también los radares están señalizados con anterioridad para avisar a los conductores de su proximidad.

Realmente esto no debería ser así, de esta forma no se consigue concienciar a los conductores, simplemente se consigue ayudarlos para que infrinjan las normas sin ser sancionados ya que pueden perfectamente ir a velocidades superiores a las permitidas con total tranquilidad, sabiendo que serán avisados para que reduzcan hasta los límites permitidos y volver a saltarse las normas una vez pase el "peligro".

Esta política es totalmente injusta para los conductores que realmente cumplen las normas, viajando en todo momento a velocidades permitidas y respetuosas con los demás, viendo su seguridad en peligro a causa de esos otros negligentes que juegan no sólo con su vida, sino con la de otros usuarios que circulan correctamente por las vías.

Los radares deberían estar ocultos, no deberían estar señalizados y deberían ser más abundantes, el que conduce de forma responsable y sin saltarse las normas, estará tranquilo sabiendo que ningún radar le sacará una bonita foto, y el que no, que sufra las consecuencias más duras posibles, ya que la vida de los demás no debería ponerse en peligro por la irresponsabilidad de terceros.

Más conductores tendrían que ser multados y más permisos de circulación suspendidos, y al que no le guste que use el autobús o que vaya andando. La velocidad es un arma muy peligrosa y los que no la respetan, no deberían poseer el carnet de conducir.

Quien quiera correr, que se vaya con su coche a un circuito cerrado, la carretera no es para competir y los conductores responsables no tienen porqué soportar a enfermos y energúmenos.
Pablo Santomé.
pablosantomenougat@gmail.com

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